¿Qué es un médico patólogo forense?
Un patólogo forense es un médico, de ahí el título de médico
forense. El médico patólogo forense está
autorizado por ley del estado a investigar y examinar a las personas que mueren
súbitamente, de modo inesperado, o debido a lesiones físicas o causadas por
sustancias químicas. Es responsabilidad
del médico patólogo forense la de determinar la causa y manera de muerte y de
documentar y preservar la evidencia en cuanto se refiere al/la difunto/a.
¿Qué es un patólogo?
Un patólogo es un médico diplomado en la especialidad de la
patología. La patología es la rama de la
medicina que se ocupa del diagnóstico de enfermedades y causas de muerte
mediante el análisis de laboratorio de los fluidos del cuerpo (patología
clínica, preparados de células (citología) y tejidos (anatomía patológica).
¿Qué es un patólogo forense?
El patólogo forense es un especialista en patología, cuya
área de especial competencia es el examen de personas que mueren de manera
súbita, inesperada, o violenta. El
patólogo forense es un experto en la determinación de la causa y manera de
muerte. El patólogo forense está
especialmente capacitado para efectuar autopsias para determinar la presencia o
ausencia de enfermedades; para interpretar la naturaleza de las lesiones y
patrones de lesiones; para interpretar los efectos de envenenamiento e
intoxicación; para evaluar las informaciones históricas y policiales referidas
a la manera de muerte; para recabar evidencia médica tal como trazas de
evidencia y secreciones; y para documentar la evidencia de una agresión sexual
o violación. El patólogo forense debe
tener conocimientos básicos de otras disciplinas no-médicas incluyendo la
toxicología, armas de fuego (balística; heridas de bala), trazas de evidencia,
serología forense y tecnología de ADN.
El patólogo forense actúa como coordinador del caso para la evaluación
científica médica y forense de una muerte dada, asegurándose que se aplican los
procedimientos adecuados y las técnicas apropiadas de recolección de evidencia
al cuerpo del difunto/a. En la escena de
los hechos, los patólogos forenses aportan su experiencia para la
interpretación de los hallazgos en el lugar, en la evaluación de la
concordancia de las declaraciones de los testigos con respecto a las lesiones
recibidas, y en la interpretación de los patrones de dichas lesiones.
¿Cómo usa el patólogo forense el historial del difunto/a?
Las investigaciones de las muertes siempre comienzan en el
lugar de los hechos, ya que se pueden obtener pistas con respecto a drogas o
toxinas que pudieran estar relacionadas con la causa de muerte. Como algunos agentes venenosos no pueden
detectarse durante los chequeos rutinarios de drogas, los patólogos deberán
tener conocimientos de medicaciones y toxinas a fin de solicitar los estudios
analíticos específicos que sean necesarios para detectarlos. Un ejemplo de esto sería el “olfateo” o la
“inhalación” de aerosoles propelentes, que son actividades riesgosas que se
encuentran a menudo entre los adolescentes.
El olfatear sustancias propelentes puede causar la muerte súbita al
precipitar arritmias cardíacas mortales.
Para detectar las sustancias químicas en la sangre es necesario realizar
un análisis especial (“gas chromatography by head space analysis”). En otros casos puede haber suficiente
evidencia de una enfermedad natural para ocasionar el deceso, pero en realidad
podría ser que el individuo hubiera muerto debido a una sobredosis de drogas u
otra causa sutil. En el caso de muertes
por ahogo o asfixia, los resultados y conclusiones de la autopsia no son
específicos y por lo tanto, la investigación policial es crucial para definir
la causa de muerte.
Durante el examen de esqueletos o de restos extremadamente
descompuestos, el patólogo forense frecuentemente consulta a otro médico
patólogo especialista en el análisis de huesos, un antropólogo físico. Si quedan suficientes huesos del esqueleto,
el patólogo o antropólogo puede llegar a establecer la edad, raza y sexo del
individuo y a veces, estimar el tiempo transcurrido desde la muerte. En ocasiones, las marcas específicas en los
huesos pueden permitir al patólogo llegar a una conclusión sobre la causa de
muerte.
¿Qué es una autopsia?
Una autopsia es el examen del cuerpo de un difunto/a. El cuerpo se examina repetidamente; primero,
cuando se recibe, nuevamente cuando se lo desviste, y luego después de haber
sido limpiado (se limpia la suciedad, sangre u otras sustancias extrañas). A cada paso, se documentan los rasgos
distintivos, las lesiones o cualquier otra característica inusitada mediante
distintas modalidades (p. ej.: fotografías, diagramas, y el dictado y grabación
en cinta de todo lo observado [que será posteriormente transcripto por la
Sección de Transcripciones]). Recién
entonces se abre el cuerpo y se examina cada órgano por turno, a fin de
comprobar la existencia de lesiones o dolencias preexistentes.
Durante el curso de una autopsia, se extraen muestras de
diversos órganos, de tejidos y de fluidos corporales para efectuar estudios
accesorios auxiliares si fuera necesario.
Los estudios auxiliares incluyen el examen microscópico (histología),
pruebas de drogas (toxicología) y microbiología (cultivos bacteriales y
virales). Además, según el caso, se
retienen otras evidencias: objetos extraños (balas, hojas o puntas de
cuchillos, ligaduras, etc.), pelos del cuero cabelludo (para comparar con pelo
presente en un arma o en un vehículo sospechoso), muestras de uñas (para
análisis de sangre y/o ADN ajeno), frotis (muestras) de agresión o violación
sexual, frotis (muestras) de residuos de disparos de armas de fuego, etc. El HCIFS también recolecta activamente trazas
o rastros de evidencia de los cadáveres (recogidos bajo fuentes de luz visible
o alterna).
¿Qué tipos de muerte se investigan en el Instituto de
Ciencias Forenses?
Los tipos de muerte q Estos casos incluyen todas las muertes que no
son naturales, es decir, todas las muertes resultantes de lesiones físicas o
causadas por sustancias químicas. Tales
muertes caen dentro de la categoría de accidente, homicidio, o suicidio. Un intervalo de supervivencia entre una
lesión y la muerte resultante no excluye a dicha muerte de ser un caso para el
Instituto de Ciencias Forenses. Por
ejemplo, si una persona que sufre un accidente automovilístico y queda cuadripléjica,
y luego diez años más tarde muere de pulmonía resultante de la cuadriplejía,
este caso sigue siendo un caso y será clasificado como accidente
producido por un choque automovilístico.
Las muertes súbitas también caen dentro de la jurisdicción . Esto incluye a los individuos de
todas las edades que no tengan historial médico significativo que justifique su
muerte debida a una enfermedad natural.
Hay una cantidad de casos que se incluyen en esta categoría, incluyendo
la muerte súbita infantil, muertes de atletas, y de individuos de mediana y
tercera edad que fallecen en diferentes circunstancias.
¿Qué importancia tiene realizar una autopsia en alguien cuya
causa de muerte es “evidente”?
La importancia de realizar una autopsia en alguien cuya
causa de muerte parece ser “evidente” se debe a razones diversas. En el caso de tiroteos u otras agresiones
mortales, el patólogo forense podría recuperar balas u otros importantes
rastros o trazas de evidencia. En el
caso de los ocupantes de un vehículo, es importante determinar quién conducía y
evaluar los factores determinantes del conductor, del vehículo y ambientales y
climáticos que pudieran haber causado o contribuido al accidente.
¿Todas las muertes que se investigan requieren una autopsia?
la medicina forense es bien clara con respecto a cuáles
muertes caen dentro de la jurisdicción , es decir, en qué casos tiene
la obligación y la responsabilidad de determinar la causa y la manera de
muerte. Sin embargo, la ley no
especifica cuáles elementos deberán incluirse en dicha investigación. En muchos casos, el patólogo forense decidirá
que no es necesaria una autopsia después de deliberar con la policía en el
lugar de los hechos, de hablar con la familia y/o con el médico personal del
difunto/a y si dispone de información médica que explique o justifique la
causa, mecanismo y circunstancias del fallecimiento, además de haber descartado
una agresión mortal o un acto criminal.
En tales casos, un patólogo forense puede optar por efectuar un “examen
externo” en lugar de una autopsia completa.
Un examen externo incluirá la fotografía del cuerpo tal como
se lo recibe; la fotografía del cuerpo sin ropas y limpio, la documentación
(fotografía, croquis/diagrama y descripción oral) de cualquier rasgo
distintivo, etc., de la recolección de muestras para un posible análisis
toxicológico y de ADN. La mayor parte de
las muertes traumáticas requieren una autopsia; sin embargo, en algunas
instancias donde el difunto ha estado hospitalizado durante un tiempo
considerable antes de su muerte, y donde las lesiones, la causa y los
mecanismos de muerte y las circunstancias son claras e incuestionables (y no
existe sospecha de homicidio), la realización de una autopsia no es
indispensable. Esta última categoría
consiste principalmente de las víctimas de accidentes automovilísticos que han
estado hospitalizadas durante semanas o meses.
Algunos tipos de casos, especialmente los homicidios y suicidios,
requieren o exigen la realización de una autopsia, sin perjuicio del tiempo de
supervivencia transcurrido después de la lesión. Es importante destacar que todos los casos
que entran en la jurisdicción se resuelven a total discreción de la misma, y
que cada caso se decide “caso por caso”.
¿Todas las autopsias son completas?
Si el patólogo forense establece que es necesaria una
autopsia, se realizará una autopsia completa (que incluye el examen de todos
los órganos internos y del cerebro). Las
autopsias limitadas (p. ej.: “pecho solamente”, “cabeza solamente”, “pecho y
abdomen solamente”) son usuales en la patología hospitalaria, pero son
insuficientes en la práctica de la medicina forense.
Indudablemente, los detalles de cada examen anatómico y/o
toxicológico variarán según la naturaleza del caso. En otras palabras, los detalles específicos
de un examen serán a la medida de los interrogantes a los que responden.